Muchas investigaciones ponen de manifiesto que el estrés crónico afecta a todos los sistemas del organismo. Puede implicar, por ejemplo, tensión muscular, hipertensión sanguínea, dolores de cabeza, úlceras, diarrea, vómitos, estreñimiento, etc. Un estrés prolongado puede acentuar trastornos como la artrosis, el dolor y la diabetes, así como empeorar el asma, la bronquitis y otros problemas respiratorios.
El estrés crónico debilita también el sistema inmunitario, favoreciendo los resfriados, la gripe y otras infecciones. Desde hace poco se sabe que el estrés es un factor de riesgo en las enfermedades cardiovasculares. Actualmente, la investigación se interesa por el papel del estrés en el proceso de envejecimiento así como en la génesis del cáncer.
En lugar de solucionar el estrés de raíz, la medicina convencional se limita a enmascarar los síntomas por medio de medicamentos. Sin embargo, los tranquilizantes pueden provocar adicción, y los betabloqueantes pueden conducir a una multitud de efectos secundarios, incluyendo la impotencia masculina.
Además del problema de la adicción, los fármacos contra la depresión modifican la percepción de la realidad y encubren el problema sólo durante la duración del tratamiento, sin resolverlo a largo plazo.
La Quiropráctica, terapia natural que no recurre ni a los fármacos ni a la cirugía, refuerza la resistencia del organismo frente al estrés.